Esta semana han vuelto a llamarme para pedirme, una vez más, un curso de automotivación. Muchas empresas están en un momento en que pueden ofrecer poco a sus empleados y necesitan gente con buenos niveles de automotivación. En realidad, además de automotivación lo que se necesita es que los jefes generen confianza: sin ese requisito la automotivación es imposible.
¿Como generar confianza? Es un proceso que empieza por ser coherentes. La coherencia genera confianza y ésta genera compromiso. Si esto sucediese, ya no haría falta automotivación. Téngase en cuenta que la coherencia no es fácil y en nuestros días hay muchas personas que, por falta de la instrucción suficiente, no tienen las creencias para llegar a esa coherencia. Lo bueno les parece bueno o malo y lo malo les parece bueno o malo; depende del momento, pero indica una falta clara de criterio. Sin un mínimo de criterio no puede haber coherencia.
La petición de ese directivo acerca de la automotivación me recordó unas palabras de Ibsen que decía que muchas personas son como las cebollas. Se van quitando capas en busca del núcleo duro -ese en el que se asienta la automotivación– y nunca lo encuentran. Al final se da uno cuenta de que no hay núcleo duro. Cuando se mueran -seguía diciendo con palabras duras- en la lápida debería poner: “Aquí yace nadie”.