Cada vez estoy más convencido de lo importante que es la automotivación personal. Hay una carencia de ilusión en la sociedad actual y las personas con frecuencia no sabemos darnos motivos para hacer lo que tenemos que hacer. Deseamos ilusionarnos, tener motivos para hacer las cosas, pero la comodidad y la poca fuerza de nuestras razones y de nuestras creencias terminan con nuestra automotivación.

La automotivación no se lleva bien con la impaciencia. Una de las razones y de las claves del éxito está en no buscar la recompensa de manera inmediata. ¡Parece imposible en nuestros días! Se dice que la madurez personal está relacionada con el orden, la constancia y tener un motivo por el cual hacemos las cosas. Parece que no es muy difícil, pero debe serlo en vista de la cantidad de gente inmadura que hay en nuestra sociedad. Sin una cierta madurez la automotivación no es posible. La semana pasada estuve dando un curso en Acciona y volví a darme cuenta de lo ilusionante que es hablar despacio de la persona y de los motivos que tiene para trabajar. Yo creo que una de las ideas que quedó en el aire es que para trabajar bien y comprometerse con lo que uno hace, no basta sólo con lo que la empresa nos da, además, se necesitan razones personales. Por ahí va la automotivación.